Pablo Crespo devuelve la canoa gallega a los Juegos Olímpicos a expensas de Rusia

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Pablo Crespo, en imagen de archivo, tras ganar el selectivo nacional para el clasificatorio olímpico hace un mes en Verducido
Pablo Crespo, en imagen de archivo, tras ganar el selectivo nacional para el clasificatorio olímpico hace un mes en Verducido Ramón Leiro

El piragüista pontevedrés acabó tercero en la final del clasificatorio europeo del C1 1.000, pero la dinámica del sistema de reparto de plazas en el piragüismo apunta a que el ganador renunciará a la cita gala al haber logrado su país también el pasaporte para el C2 500

10 may 2024 . Actualizado a las 18:03 h.

La canoa gallega tendrá un representante en los Juegos Olímpicos después de 12 años de vacío tras la última presencia de David Cal, en Londres 2012. El joven pontevedrés Pablo Crespo, de 22 años de edad, firmaba a primera hora de la tarde de este jueves un tercer puesto en la final del C1 1.000 del clasificatorio olímpico europeo que, salvo sorpresa y a falta de confirmación oficial, devolverá a la canoa gallega a la mayor cita deportiva del planeta. Y ello, gracias a las extrañas combinaciones que rigen el reparto de plazas en el mundo del piragüismo y que llevan a pensar que el ganador del C1 1.000, el ruso Zakhar Petrov, quedará sin puesto tras haber conseguido dos de sus compatriotas el único billete en juego en el C2 500 el día anterior y fijar la Federación Internacional que ningún país pueda salir del clasificatorio olímpico con más de dos nuevos palistas en los Juegos. Pendientes de que sea la Federación Rusa de Piragüismo la que decida en los próximos días entre uno y otro barco, la lógica dicta que no prescindirá de un canoísta olímpico pudiendo llevar a dos, máxime cuando ambos integrantes del C2 podrán competir también en el C1 1.000 en París.

Pablo Crespo se plantó en la final con un notable tercer puesto en su serie matutina,logrando el acceso directo a la final que a primera hora de la tarde de este jueves decidía el nombre de los dos últimos palistas europeos en sacar la tarjeta de embarque para el programa del C1 1.000 de los Juegos Olímpicos de París. Y en la regata decisiva, sobre las aguas húngaras de Szeged, el pontevedrés firmaba una brillante tercera plaza tras un intratable Petrov, ganador en 3.47,02, y el italiano Nicolae Craciun, con un crono de 3.49,03, a 2,01 segundos del vencedor. Crespo firmó un 3.49,92, a 2,90 del ruso y con medio segundo de ventaja sobre el cuarto clasificado, el bielorruso Ivan Patapenka (3.50,41).

Con 22 años, Pablo Crespo lleva siendo el gran dominador del C1 1.000 a nivel nacional las últimas tres temporadas. Hijo de dos grandes nombres del piragüismo español, José Manuel Crespo y Ana Penas, esta última se había colgado una plata y un bronce en el K4 del Mundial de Poznan del 2001 embarazada de Pablo. El año pasado, el pontevedrés había plasmado su potencial fuera de España con un séptimo puesto en el Campeonato del Mundo Sub 23, al que sumó el oro en el C2 1.000 junto a su compañero del Escuela Piragüismo Ciudad de Pontevedra Martín Jácome. Pudo haber peleado también la plaza en París para España en el Mundial Absoluto del 2023, pero prefirió renunciar a su derecho de competir en el C1 1.000 para disputar el C2 1.000, no olímpico, acabando cuarto con Jácome otra vez de pareja. 

Pupilo del tomiñés Melo Costa en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de su ciudad, Pontevedra, desde el invierno del 2018 Pablo Crespo ha exprimido el plus de competitividad que le ha reportado en los últimos años madurar junto al resto de integrantes del grupo nacional de canoa reunido bajo la batuta de su entrenador en el CGTD.

«Lo puedo tocar»

Con un discurso sereno que contrasta con lo que acababa de conseguir, pero al mismo tiempo con una tremenda ilusión en sus palabras y su balanceo mientras hablaba para el micrófono de la Real Federación Española de Piragüismo, Pablo Crespo pone por delante que «ahora hay que esperar» a la decisión de Rusia respecto a sus dos canoas clasificadas.

Pero aunque no hay todavía nada oficial y «no soy mucho de generar situaciones en la cabeza» porque es de los que prefiere «ir tranquilo, sin ilusionarme», cuenta, el gallego manifestó su confianza en la clasificación virtual para sus primeros Juegos: «Lo noto real, está como ahí cerca, lo puedo tocar. Espero que se alineen los astros, todo salga bien y que pueda salir adelante» en premio a una final en Szeged de la que se siente orgulloso: «Ha sido una regata increíble».