El escritor Miguel Barrera reedita un poema de 1993 para protestar por la tala llevada a cabo por el Concello en el terreno conocido como finca de Crespo
02 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Llanto por unos árboles.El poeta Miguel Barrera (Vilalba, 1964) no oculta su dolor por la tala de los árboles de la finca de Crespo, un terreno del casco urbano sometido a una curiosa circunstancia: la parcela pertenece a una entidad privada, la fundación Crespo Millor, mientras que los árboles son del Concello, que hace años los compró para evitar que se talasen después de que los hubiese comprado un maderista.
En semanas pasadas se cortaron, y el gobierno local explicó entonces que se había tomado la medida porque algunos estaban en malas condiciones. Barrera, chairego residente en Torrelaguna (Madrid) desde finales de los años ochenta, ha rescatado un poema de 1993, que se titulaba «Loita de silencio na chaira», para mostrar un dolor que va más allá del respeto al medio ambiente. El poema, a pesar de que conserva el título, se presenta ahora como «Elexía ás árbores do chalé do Crespo», y ha sido publicado en redes sociales.
Barrera explicaba este miércoles que las condiciones en las que lo escribió y las de ahora son totalmente distintas. Cuando se puso a escribir, estaba sentado a orillas del Trimaz, que en las afueras de Vilalba se junta con el Magdalena y a partir de ese lugar el río pasa a llamarse Ladra. La vegetación lo rodeaba, la sensación era agradable y le quedaba espacio para ver el cielo entre las copas de los árboles. 31 años después, lo que siente es dolor porque parte de los carballos hayan sido cortados. «Aquela era unha mensaxe de ledicia. Agora é unha mensaxe de ferida», afirma.
Barrera inició su actividad literaria en 1993, con «Loita de silencio», y en su trayectoria figura el primer premio del Certame Literario de Vilalba, que el Concello organiza con motivo de las fiestas de San Ramón.
La corta de los árboles de la citada finca también motivó, en semanas pasadas, un escrito dirigido al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, al que se informó de lo ocurrido. El terreno está situado al final de la calle Domingo Goás.